Segunda vez que Hernán Casciari aparece en mi blog, sin proponérmelo. Nota mental: leer su blog.
Salir de casa para cenar con gente implica una serie de actividades molestas: bañarse, vestirse, perderse un partido de la Eurocopa, comprar un vino caro, sonreír dos horas sin ganas, a veces tres. Que te acompañen por las habitaciones para que veas una casa que no te importa. Dejar a tu hija con los abuelos, extrañarla. Cenar sin tele, sin cocacola, comer ensalada de primer plato, no desentonar, no fumar si no hay ceniceros a la vista. Muchísimo menos sacar la bolsita feliz. Son demasiadas cosas para la edad que tengo.
El viernes padecí una de estas cenas absurdas que ocurren cuando estás en pareja: Cristina tiene una amiga íntima que se fue a vivir con un señor. Hasta ahí todo bien. El problema empezó cuando entre las dos organizaron una cena. Corrijo: el problema empezó cuando me incluyeron en la cena.
(...)
Para leer la historia completa: aquí
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