2010/04/27

La primera cara de la moneda: ¿Qué estamos haciendo?

Hoy fue un día de esos en que me tocó tomar el metro, afortunadamente no en hora pico (aunque parecía hora pico de hace menos de 10 años... pero bueh).

Saliendo por uno de los accesos, mi mirada juguetona y curiosa se tropezó con una de las carteleras del metro, las cuales hoy día están plagadas de propaganda gubernamental (política), casi todas con la foto del defensor de la silla presidencial (ya saben quién, no voy a poner nombres pavosos en este espacio)

Una en particular presentaba una gigantografía, pared a pared, piso a techo, con una foto del ya en funcionamiento Metro Cable.

Como siempre, preguntándome cosas al aire y sin mucha importancia, surgió en mi cabeza la inquietud de ¿por qué eso beneficia a toda esa gente? Y no tardé en sacar varias conclusiones...

No sé cuánto fue, pero debe haber costado mucho dinero una obra de ese tipo, y no me parece mal que lo hayan hecho, al contrario, pero ¿qué resuelve?

¿Cuán beneficioso resulta realmente construirle a la gente de pocos recursos un medio de transporte que los haga llegar más fácil y rápido a sus casas, las cuales no están ni en la mejor situación geográfica ni en las mejores condiciones de terreno y estructura?

¿Por y para qué amarrarlos a ese espacio, en lugar de ofrecerles medios para vivir mejor?

La solución no es hacerles la vida ilusoriamente "más fácil", mientras los hunden en un lugar del que sólo se podrá salir con una cantidad de esfuerzo casi inhumana, y por lo mismo son cada vez menos los que salen, y mayor el cordón de miseria. Porque estoy convencida no sólo de que tienen la capacidad, sino las ganas de salir de esa situación, pero no les han enseñado de verdad cómo, y ahora les mienten más que nunca.

Les propongo un ejercicio mental, respóndanse cuánto bien les hacen cuando a estos ciudadanos les mandan el mensaje de "Uds. valen más que los otros, porque los otros, los oligarcas, valen menos que Uds., y ahora a ellos les toca pasar las mismas y peores penurias ". Cierto que no lo dicen literalmente, pero es el mensaje implícito (uno de tantos). ¿En serio valen más por eso???

Todos valemos por igual, y jamás a cuestas de otro.

Esto me recuerda un artículo sobre "el voto del odio", que hablaba de por qué votar por uno que no te convencía mucho sólo para evitar que el otro sí ganara...

Y mi respuesta es que lo que nos pasa como país va más allá de un voto de “odio” que se le podría haber dado a esa oposición que no convence, para evitar los que hoy siguen al mando nos sigan hablando en sus términos malsanos, pues recuerden que son ellos quienes están criando a nuestros hijos con un discurso de odio. ¿Quién pasa más tiempo con los hijos? ¿La familia? ¿Uds.? ¿O el colegio???

Mi voto jamás fue de odio; lo ha sido de temor, sí, pero principalmente por principios. Cuando me ofrecen las 2 opciones principales, uno mediocre y el otro resentido social, claro está que ninguno de los dos me gusta, pero si en mis manos está que un resentido social, que puede terminar queriendo criar a mis hijos y los de mis amigos, no llegue a ocupar el cargo, es evidente lo que voy a votar, y que ni de vaina me abstendré.

Lo más entretenido de esto es que varias veces me he conseguido con que aquel al que tildan de “mediocre” o inexperto (la gente como que no sabe la diferencia) resulta no ser tal, y puede que sea más inteligente que la mayoría. Pero que el resentido social resultara ser sólo un fan comunista y de verdad trabaje por y para la gente, tristemente, lo he visto muy poco.

Yo insisto en que hay que ir a votar, así estés viviendo en Indochina. No importa cuán lejos estés, o cuánto inistas en olvidarte de la política; siempre afectará en algo lo que hagas o dejes de hacer… quizá no al país, pero seguramente sí a algún ser querido, familia o amigo.

De alguna forma, reintegrarnos al proceso que nos cirunda y mueve nuestras vidas, así creamos que vamos por otro rumbo, es parte de la solución. Alzar la voz. Proponer soluciones. Conversar con la comunidad. Hablar con un ministro o un alcalde. Mandar cartas. Escribir libros sociales. Investiga tu entorno y escribe un paper. Lánzate a la asamblea. Pon un ratico Globovisión y entérate. Abre los ojos de nuevo más allá de tu cuadra...
Arréchate de nuevo y… Haz ALGO!

Hoy lo que te quita el sueño es que el mercado está por las nubes, que cuidado en la calle que te asaltan, que las colas no se soportan, que esos $400 no te alcanzan pa un coño, y cuida’o no se roban el encargo en la aduana. ¿Pero te has puesto en serio a sacar cuentas de cómo era este cuento hace 10 años? ¿Qué te prometieron? ¿Qué se enseñaba en los colegios? ¿Qué soñabas? ¿Qué planeabas para tu vida? ¿Para qué te graduaste y/o te casaste?

Si fueras el de hace 10 años y te fueras de viaje a este “futuro”, ¿Qué hubieses hecho???

¿Sigues pensando que en los próximos años lo que te quitará el sueño será lo mismo de hoy? ¿O será peor? Y cuando voltees a este “pasado” y te des cuenta de que no hicimos Nada, ¿cómo piensas que te sentirás?

Anda… vuelve a tu cola infernal de hora pico, o al metro plagado de gente y de avisos rojo-rojitos, donde nos muestran cuánto están haciendo por el pueblo, al que perteneces… Cuando llegues a tu casa y digieras el día, móntate en tu propio metro cable, o si te provoca, haz algo.


En twitter leí: “Yo quiero salir de Chávez, pero la oposición no me deja” Yo creo que es que nos da flojera.
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